Alto Jardín, Arquitectura y Concreto. Crédito: Yeison Rojas García
Cuando hablamos de vivienda en nuestra región, el desafío no es únicamente construir más, sino construir mejor. La vivienda es una de las inversiones más importantes que una familia realiza en toda su vida; por ello, constituye un elemento central en la vida de las personas y en la configuración de nuestras ciudades; además tiene un papel clave en términos de resiliencia y adaptación al cambio climático. Hoy, millones de familias latinoamericanas requieren hogares que respondan no solo a la necesidad de un techo, sino también a la urgencia de habitar espacios que protejan la salud, optimicen recursos y generen bienestar. En este sentido, la construcción sostenible, entendida de manera integral, es esencial para garantizar que millones de familias puedan acceder hogares dignos y seguros.
En este contexto, el Consejo Colombiano de Construcción Sostenible (CCCS) desarrolló el estudio El negocio de la vivienda sostenible y saludable en Colombia, el primero en su tipo en el país y uno de los pocos en Latinoamérica que aporta cifras concretas sobre el impacto de la construcción de viviendas sostenibles y saludables. El estudio está basado en el análisis de 19 proyectos de vivienda, incluyendo vivienda social y no social (VIS y No VIS), que suman más de 716.000 m² y 8.400 unidades, todos registrados bajo la certificación CASA Colombia, el sistema de certificación líder para el diseño y construcción de vivienda sostenible y saludable en Colombia. Este estudio demuestra que, la sostenibilidad dejó de ser un discurso aspiracional, para convertirse en una realidad posible y rentable.
El hallazgo más contundente es la desmitificación de los altos costos. La inversión adicional promedio para certificar un proyecto con CASA Colombia es de apenas 0,42% del costo total y, en el 89% de los casos, no supera el 1%. En cambio, los beneficios son significativos, en términos de acceso a financiamiento preferencial, por ejemplo, el 95% de los accedió a beneficios financieros; el 63% aplicó a incentivos como la exclusión de IVA, de los cuales el 50% ya ha obtenido el beneficio, y de igual forma, el 63% reportó mejoras en indicadores financieros como ROI, VPN y TIR, asociados a la optimización de costos.
Más allá de lo financiero, el valor para el usuario final es innegable. Los residentes destacan ahorros en servicios públicos, mejor iluminación natural, confort térmico, acceso a espacios verdes y cercanía al transporte. Sin embargo, el estudio también revela un gran reto, más del 50% de los compradores no sabía que su vivienda estaba certificada. Esto abre una oportunidad clave de comunicación para posicionar la sostenibilidad como un atributo de valor en el mercado inmobiliario.
El crecimiento de CASA Colombia respalda esta tendencia. En apenas cuatro años pasó de representar el 1,3% del área licenciada para vivienda en 2020 al 10% en 2024, consolidándose como referente del mercado. Su avance ha sido impulsado por políticas públicas como el CONPES 3919 y la Taxonomía Verde de Colombia, así como por la banca, que lo reconoce como instrumento para créditos verdes. Hoy, el 78% de los desarrolladores encuestados afirma que planea certificar el 100% de sus proyectos hacia 2030.
La lección es clara, la sostenibilidad no es un costo adicional, sino una inversión estratégica que fortalece la competitividad del sector, mejora la reputación de las empresas y, sobre todo, ofrece viviendas de mayor calidad y bienestar.
Desde Colombia queremos escalar este aprendizaje a los demás países de Latinoamérica, entendiendo que enfrentamos retos comunes como el acceso a vivienda digna, la resiliencia frente al cambio climático y el desarrollo urbano sostenible. Apostarle a la vivienda sostenible y saludable ha demostrado ser la vía más viable para generar beneficios económicos, sociales y ambientales, garantizando un futuro regenerativo.