El sector de la construcción en Colombia continúa dando pasos decisivos en su proceso de transformación hacia la sostenibilidad, con avances técnicos que reflejan una mayor articulación entre política pública, herramientas del mercado y capacidades del sector privado. Hoy, la sostenibilidad se consolida como un eje estratégico para la planeación, el diseño, la operación y la toma de decisiones empresariales. Este enfoque resulta clave en un contexto en el que más del 55% de la población mundial habita en entornos urbanos y se estima que para 2050 esta cifra superará el 68%, según ONU-Hábitat y el Banco Mundial. El crecimiento urbano acelerado está redefiniendo la manera en que abordamos desafíos como el cambio climático, la inequidad social y la gestión de los recursos naturales.
Uno de los hitos más relevantes de 2025 fue el avance en política pública, particularmente con la expedición de la Resolución 0194, que actualiza los lineamientos técnicos para el ahorro de agua y energía y establece nuevas exigencias para la construcción sostenible en todo el país. Este proceso presenta un hito en materia de eficiencia energética y descarbonización, envía señales claras al mercado y abre una oportunidad para alinear la normativa nacional con estándares técnicos reconocidos, facilitando la incorporación de criterios de desempeño en los proyectos.
En este mismo sentido, a nivel local se avanzó en la incorporación de criterios de sostenibilidad en planes, programas e instrumentos de gestión urbana. Este trabajo ha permitido adoptar lineamientos técnicos ajustados a las realidades territoriales, fortalecer capacidades institucionales y generar mayor coherencia entre la planeación urbana y el desarrollo sostenible. En este contexto, Barranquilla se convirtió en la primera ciudad registrada en Colombia en el sistema LEED for Cities, mientras que el país alcanzó 26 proyectos registrados en fase de planeación y diseño bajo LEED para Comunidades, posicionándose como el segundo a nivel mundial en la adopción de este sistema. Este avance consolida una visión más integral del desarrollo urbano, donde la planificación, la vivienda, el espacio público, la movilidad y la infraestructura se entienden como sistemas interconectados que inciden directamente en la calidad de vida y la resiliencia de los territorios.
En el segmento de vivienda, los avances fueron igualmente significativos. La certificación CASA Colombia consolidó su crecimiento como referente nacional, superando los 6,5 millones de metros cuadrados en proceso de certificación y registrando un crecimiento superior al 400% en los últimos tres años. Este desempeño evidencia una adopción acelerada de criterios de sostenibilidad integral en proyectos de vivienda, incorporando eficiencia, salud, resiliencia y bienestar del usuario final como factores de valor para el mercado.
A nivel de infraestructura, se han dado los primeros pasos hacia la adopción de estándares internacionales, con los primeros proyectos registrados y certificados en el país. Este avance inicial sienta las bases para integrar criterios de sostenibilidad y resiliencia desde etapas tempranas, especialmente en proyectos estratégicos de gran escala.
Se han dado también los primeros pasos en la identificación y gestión de riesgos que permitan al sector contar con insumos más claros para anticipar impactos, gestionar oportunidades y dialogar con actores financieros desde un lenguaje común, trabajar en este sentido será clave para fortalecer la toma de decisiones, la gestión corporativa y el diálogo con actores financieros y aseguradores.
Sin embargo, uno de los grandes desafíos es acelerar el ritmo del cambio. Para lograrlo, será clave fortalecer la articulación entre certificaciones, normativa, financiamiento y todos los actores de la cadena de valor, de manera que los proyectos y empresas encuentren rutas claras, coherentes y viables para implementar la sostenibilidad.
El sector también necesita continuar avanzando hacia una mirada más sistémica, integrando vivienda, edificaciones, ciudades e infraestructura bajo una lógica de desempeño, resiliencia y valor a largo plazo. Esto implica fortalecer el trabajo conjunto entre sector público, privado y financiero, así como ampliar los espacios de diálogo técnico que permitan construir visiones compartidas y soluciones adaptadas a las realidades territoriales.
Finalmente, es clave consolidar una visión en el sector que trascienda la mitigación y la reducción de impactos, y que ponga en el centro la regeneración de los entornos construidos. Una visión que demuestre que la sostenibilidad no solo responde a exigencias regulatorias o financieras, sino que es una oportunidad estratégica para mejorar la competitividad del sector, fortalecer las ciudades y generar bienestar para las personas, las comunidades y el planeta.


